En el marco de la VI Conferencia Internacional Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak realizadas las fechas 6 y 7 de Octubre de 2023 por el Hospital Clínico Universidad de Chile y el Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak y dentro del Capítulo de Trastornos Alimentarios de dicha jornada, presentamos este trabajo realizado en la institución Casa Hualpa especializada en trastornos de la conducta alimentaria.
Este trabajo es una presentación del grupo de psicoeducación que se realiza con quienes cumplen el rol de cuidadores en el tratamiento interdisciplinario de trastornos de la conducta alimentaria.
Hemos desarrollado un trabajo psicoeducativo para padres, madres y parejas desde hace aproximadamente tres años. Anteriormente, se realizaban únicamente grupos de padres. El cambio fue motivado por una capacitación impartida en nuestra institución por la Psicóloga española, Dra. Ana Rosa Sepúlveda, y por el aumento de casos que consultan e ingresan al tratamiento luego de la pandemia de COVID-19.
En este contexto, resulta de nuestro interés describir las características familiares que se enmarcan en la denominada 'sociedad del rendimiento' (Han,B-C., 2012) y en el fenómeno de 'pérdida de la comensalidad' (Aguirre, P., 2017), las cuales consideramos significativas en estos casos. La 'sociedad del rendimiento' se caracteriza por una ocupación laboral intensa, mientras que la 'pérdida de la comensalidad' abarca las dificultades en la organización de las comidas familiares.
Frente a estas dos características en las familias actuales, se observa un notable debilitamiento de la autoridad en el núcleo familiar. Esto se relaciona con una diversidad de modos de percibir la realidad social, la libertad y la responsabilidad sobre los actos individuales. Se ha identificado que algunos padres y madres enfrentan grandes dificultades para la resolución colaborativa de conflictos, tienen expectativas exigentes y, en ocasiones, poco realistas para sus hijos, además de mostrar un bajo nivel de preocupación y control sobre sus propias conductas.
La mayoría de los grupos familiares presenta un autoconcepto desvalorizado, sentimientos de ineficacia e inseguridad, dependencia diádica y ansiedad de separación en las madres, así como perfeccionismo, incomprensión y bajo compromiso en los padres. Además, se encuentran padres y madres que mantienen una relación distante o enfrentamientos post-divorcio conflictivos, exparejas en lucha, hijos involucrados en vínculos ambivalentes. Sumado a esto, inmersos en la cultura de la imagen, se identifica una tercera o cuarta generación de mujeres dietantes.
Así, nos enfrentamos a una gran ambivalencia, donde se evidencian intensas contradicciones en nuestra cultura que, por un lado, estimulan el individualismo y la competencia, pero al mismo tiempo idealizan el apego familiar y el aglutinamiento caótico. De esta manera, se observan necesidades cohesivas que favorecen proximidades espaciales y continuidades físicas, mientras que, a un nivel emocional más profundo, inducen a vínculos de recíproca dependencia y a sentimientos coactivos de pertenencia, los cuales obstaculizan cualquier proceso de individuación y de adquisición de identidad. Como resultado, las familias desarrollan temores frente al crecimiento, la autonomía, el alejamiento y la separación, que se perciben como una amenaza de disgregación.
El síntoma denuncia implícitamente la situación insoportable e insostenible y, a su vez, protege el mito de unidad familiar como valor supremo. Es decir, comportamientos intrusivos y aglutinadores se justifican como defensas frente a los sentimientos de vacío y soledad. Estas dificultades del funcionamiento psicosocial en la familia, favorecen una acomodación al síntoma. (Anderson, et.al. 2019, en Sepúlveda. A.R., et. al., 2020).
Trabajamos para fortalecer y desarrollar las capacidades que posee la familia o crear y promover, en conjunto, nuevas fortalezas en la psicoeducación. Siguiendo a Anderson et.al. (1988), la psicoeducación propone modificar la etiopatogenia del trastorno de la conducta alimentaria. Es decir, cambiar la evolución de la enfermedad.
Las intervenciones psicosociales se basan en investigaciones sobre el macroambiente y microambiente del paciente. Esta modalidad psicosocial, abarca talleres psicoeducativos, entrevistas familiares, grupos de madres, multifamiliares, pre altas y altas definitivas con el objetivo es darles a los familiares un papel activo en el proceso de tratamiento de los pacientes y prepararlos a una terapia en equipo. Es decir, proporcionar una reestructuración cognitiva que favorezca la recuperación.
Para esto, el eclecticismo teórico que se utiliza se compone de las siguientes teorías y perspectivas:
Con todo esto se trazan objetivos. Lo primero es fortalecer la aceptación del trastorno en la familia y en el/la paciente y la comprensión de las conductas problemas. Luego desarrollar y promover:
Con la intención de compartir devoluciones del trabajo realizado con las familias, se realizaron encuestas a los participantes y a los pacientes de las familias involucradas. Además, se comenzó a generar una muestra significativa que nos permita mejorar el dispositivo.
Las encuestas se realizaron al finalizar el curso de psicoeducación mediante el recurso técnico Google Forms. Se diseñaron dos encuestas diferenciadas: una para los familiares y otra para los pacientes. La encuesta para familiares fue una autoevaluación de las habilidades logradas y menos logradas, mientras que la encuesta para pacientes evaluó el desempeño de sus familiares en la adquisición de esas habilidades.
El alcance de la muestra incluyó a 64 familiares (47 madres, 16 padres y 1 pareja) que respondieron la encuesta para cuidadores, y a 37 pacientes que completaron la encuesta para pacientes. Todos los encuestados se encontraban en tratamiento al momento de la evaluación.
La encuesta evaluó dos objetivos generales: aceptación del diagnóstico y comprensión de conductas problemáticas, así como nueve habilidades específicas: a) aceptación del diagnóstico, b) habilidad de mindfulness, c) cumplimiento de indicaciones nutricionales, d) regulación emocional, e) escucha activa, f) validación emocional, g) establecimiento de límites, h) comunicación asertiva, i) estrategias de atención en crisis. Además, se utilizó una escala de satisfacción Likert de 5 puntos para valorar los aportes generales del programa psicoeducativo (No aportó/Tuvo un aporte bajo/Aporte no determinante/Tuvo un aporte alto/Tuvo un aporte fundamental).
Aunque estos datos aún no son suficientes para considerar una muestra significativa, se realizó una lectura cualitativa que muestra un alto grado de aceptación del diagnóstico, comprensión de las conductas problemáticas, y mejoras significativas en habilidades como la escucha activa y la validación emocional. En contraste, se observó una menor capacidad en la puesta de límites y en el desarrollo de la habilidad de mindfulness. Además, en la escala de satisfacción general del programa psicoeducativo, se registró un alto grado de valoración de los aportes realizados.
En la encuesta administrada a las familias, se obtuvo un 95.3% de satisfacción con los aportes del programa psicoeducativo (35.9% "Tuvo un aporte alto" y 59.4% "Tuvo un aporte fundamental"), mientras que en la encuesta para pacientes, la satisfacción fue del 89.2% (56.8% "Tuvo un aporte alto" y 32.4% "Tuvo un aporte fundamental").
En relación a los objetivos generales de aceptación del diagnóstico y comprensión de conductas problemáticas, los familiares reportaron haber alcanzado estos objetivos en un 96.8% de los casos, mientras que los pacientes consideraron que sus familiares lo lograron en un 78.4% .
En cuanto a las habilidades autopercibidas, los cuidadores puntuaron con más del 60% en aceptación del diagnóstico, cumplimiento de indicaciones, escucha activa y validación emocional; con más del 50% en comunicación asertiva y estrategias para crisis; y con menos del 50% en habilidad de mindfulness, regulación emocional y establecimiento de límites. Esto se reflejó también en la autoevaluación de las habilidades menos logradas, donde el establecimiento de límites fue percibido como una de las más difíciles, con un 43.1%.
En las encuestas administradas a los pacientes, sobresalió la aceptación del diagnóstico con un 81.1%, y más del 60% evaluó positivamente el cumplimiento de indicaciones y la escucha activa por parte de sus familiares. Sin embargo, menos del 10% consideró que sus familiares lograron adquirir la habilidad de mindfulness. Además, la habilidad de mindfulness fue también la menos lograda según los pacientes, con un 53.1%.
Los trastornos alimentarios son patologías graves con una etiopatogenia multicausal que requiere un abordaje complejo. La psicoeducación en el grupo de cuidadores nos permite abordar un amplio conjunto de estos factores, especialmente si se logra un eclecticismo teórico que ofrezca sostén y acompañamiento a esta complejidad.
El alto grado de aceptación del diagnóstico y la comprensión de las conductas problemáticas son valores fundamentales para el cambio necesario en estos tratamientos y para la recuperación, no solo del paciente, sino también de la afectación familiar. Si bien los datos obtenidos en esta encuesta son insuficientes, reconocemos que son alentadores para continuar con este abordaje, tanto en el macro como en el microambiente, para una recuperación posible. La elevada puntuación en ambas encuestas respecto al grado de satisfacción sobre el aporte del programa psicoeducativo nos motiva a continuar trabajando con las familias, a quienes consideramos un valor fundamental en la recuperación de los pacientes.
“Querida hija, puedo asegurar que hace dos años estaba en un lugar cómodo de la vida, tal vez más seguro y hasta más orgulloso de mí mismo y mi entorno, hasta que te manifestaste bruscamente, gritando con tu cuerpo en el más absoluto silencio, rompiendo nuestra armonía que tanto cuidábamos, interpelando lo que hacía con cada mirada, caminando por un túnel al que no le veía final, pero mi orgullo y seguridad hacían que no pudiera ni supiera escucharte, no estaba preparado para desarmar las estructuras que me sostenían desde hace tanto tiempo, antes que eso debía intentar corregirte y forzarte a que vuelvas a ser la misma de antes, pero todos los intentos que hacía por recuperarte tal cual eras no tenían buen resultado, y empecé a notarte cada vez más lejos, tuve que volver sobre mis pasos y encontrarte en algún lugar del camino donde pude haberte dejado, y ahí juntos tuvimos que arremangarnos y ponernos a trabajar, en el medio del barro para ver si de ahí surgía alguna nueva forma de la cual sostenernos, y así fue como tironeando cada uno de su lado durante todo este tiempo me fuiste mostrando muchas cosas, me enseñaste que para no alejarte más debía soltarte, que si quería enseñarte algo, primero debía escucharte, que para que sigas creciendo debía dejar de “darte de comer”, habías tenido que asumir el papel de enseñarme, enseñarme a cómo debía dejarte crecer.
No digo que ahora esté incómodo ni inseguro, mucho menos avergonzado (a pesar que la etapas que pasamos han sido duras) pero por vos, he logrado mirar hacia adelante desde otro ángulo, hasta te diría que desde otra altura, a medir con otra vara, a no tener miedo en cambiar el orden de las prioridades, y si bien nada de esto garantiza la ausencia de errores, ni nos hace inmune a los golpes, estar dispuestos a aprender de ellos nos abre al crecimiento, a un crecimiento más auténtico, como el que ahora buscamos.
Hoy además de sentir un gran orgullo por vos, siento paz y tranquilidad, que estoy seguro, deben ser ingredientes necesarios de la felicidad, esa felicidad que todos buscamos, por eso te deseo muchas ganas de ser feliz y te cambio el “yo siempre voy a estar” por “voy a estar cada vez que vos me necesites"
Te quiero. Tu papa”
Segundo testimonio:
Tercer testimonio:
“Buenas tardes! Leyendo el material me doy cuenta que con lo que le decía a Romina estaba invalidando más que ayudando con frases típicas como "tenes q pensar en positivo sino nunca vas a salir para adelante"; " no es para tanto"; "no sos la primera ni única con padres separados". Tal vez una frase o momento en el que haya validado (aunque ahora no sé si fue así) puede ser cuando la veo complicada o incómoda con alguna comida y le digo que entiendo lo difícil que es para ella todo este proceso, que respire para tranquilizarse.”
Sepúlveda, A.R., Moreno, A. y Beltrán, L. (2020). Actualización de las Intervenciones Dirigidas al Contexto Familiar en los Trastornos del Comportamiento Alimentario: El Rol de los Padres. Revista de Psicoterapia, 31(115), 49-62. https://doi.org/10.33898/rdp.v31i115.355.
Han, B.-C. (2012). Sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.
Anderson, C., Reiss, D., Hogarty, G. (1988). Esquizofrenia y familia (Guía práctica de psicoeducación), Buenos Aires, Amorrortu.
Aguirre, Patricia. (2017). Una historia social de la comida. Buenos Aires: Lugar Editorial.
[1] Se trata de aproximaciones a los relatos recibidos con el debido consentimiento, a fin de mantener el debido secreto de los casos reales.
[1] Licenciada en Psicología. Correo electrónico: mariabsabah@gmail.com
[2] Licenciado en Psicología. Master de la Universidad de San Jorge (España). Correo electrónico: ren.venturinsolanes@gmail.com