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DERIG: Área de Género y Diversidad: “La sexualidad en el clóset”
DERIG: Área de Género y Diversidad: “La sexualidad en el clóset”
El clóset existe porque continúa la discriminación por orientaciones sexoafectivas e identidades y expresiones de género. Si esta forma de violencia no existiese, no habría necesidad de “estar en el armario”.
La palabra clóset tiene muchos significados. Tiene que ver con un lugar cerrado, privado, en el que se guarda algo valioso. Es un lugar donde se guarda algo secreto a lo que no toda la gente tiene acceso.
“Estar en el clóset” para una persona que no es cisgénero y/o heterosexual tiene que ver con mantener oculta y escondida su identidad de género o su orientación sexoafectiva. “Salir del clóset” implica asumir plena y totalmente la propia identidad u orientación ante la sociedad.
La humanidad en general da por hecho que todas las personas son cisgénero y heterosexuales. Es como un mandato que indica: todo el mundo es cis heterosexual hasta que se demuestre lo contrario y, de esta forma, “se esperan ciertos sentimientos y comportamientos” con respecto a la gente.
El clóset no es solo un lugar en el que una persona se esconde para no ser discriminada, sino también un lugar en el que la sociedad esconde aquello de lo que no quiere hablar, aquello que no quiere ver, lo que pretende ocultar.
Quien está en el clóset experimenta cierto aislamiento, ya que no puede ser en la vida tal cual es o desea ser, sino que tiene que ocultar “algunas cosas” para que “la gente no se dé cuenta” y evitar situaciones de violencia. Poder estar fuera del armario permite integrarse a la comunidad y la posibilidad de aceptación social.
Al principio, si una persona se autopercibe como diferente a “lo que espera la sociedad” y a la vez, en su crianza ha aprendido a discriminar, se castigará a sí misma y se encerrará aún más. Incluso puede forzarse a realizar determinadas conductas para negarse ser quien realmente es. Lamentablemente, algunas personas viven así toda su vida, infelices por no poder ser quienes realmente son.
Dependiendo del grado de negación de la propia identidad de género y/u orientación sexoafectiva, y de la fuerza que tenga la discriminación internalizada, es que algunas personas empezarán a aceptarse o no tal cuál son. A medida que haya aceptación, es posible empezar a conocer gente que se encuentre en la misma situación, formar nuevas amistades, compartir vivencias y experimentar situaciones sin juzgarse por ello.
Sin embargo, es necesario saber que por el solo hecho de vivir en una sociedad machista, nunca va a ser posible una completa salida del clóset, ya que habrá situaciones en las que es necesario “fingir para no sufrir”.
La persona que permanece en el armario está pendiente del afuera todo el tiempo, de las miradas, pensamientos y los gestos, le importa mucho el “qué dirán”. Si no se cuenta con la ayuda, la información y la orientación adecuada, es probable que mucha gente nunca salga del armario, y no le cuente nada a nadie con respecto al tema, generándose daño psicológico, estrés, cansancio, agotamiento, sentimientos de angustia y hasta ideas o intentos de suicidio.
Lo ideal sería que toda la población pueda vivir libremente su sexualidad, pero el salir o no salir del clóset depende de cada persona y del contexto en el que se encuentre inserta. Por ejemplo, no es lo mismo salir del armario para alguien perteneciente a una familia católica ortodoxa que para quien pertenece a una familia que no es de ninguna religión. Tampoco es lo mismo hacerlo en una familia en la que hay comunicación y afectividad que realizarlo en una en la que predomina el maltrato.
Si tanto la identidad de género como la orientación sexoafectiva son algo íntimo y particular de cada persona, ¿por qué contarlo? A veces es necesario para poder vivir sin culpas, miedos ni presiones. Pero no es obligatorio hacerlo, ya que depende de lo que quiera hacer cada quien con su vida y del contexto en el que vive. A veces, por ejemplo, es mejor mantenerse en el clóset hasta independizarse de la familia. Es un proceso que requiere pensar qué contar, a quién/es, de qué forma y en qué momento. Para poder hacerlo, es importante contar con el apoyo de personas significativas.
Los armarios son para guardar ropa y distintos objetos, no para esconder la sexualidad de las personas. Quizá en algún momento solo baste con decir “soy lo que soy”, o “me enamoré”, sin tener que dar explicaciones.



Autor: Mgter. Claudio Pilot (Referente del Área de Diversidad y Género - Facultad de Psicología)
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