Facultad de Psicología

DERIG: Área Niñez y Adolescencia: Ser vos es prevenir.

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FAT TALK: “Hablemos con conciencia”

Los comentarios despectivos acerca de la talla, el peso, la figura o la apariencia física propia o de los demás, influyen negativamente en la imagen corporal de uno mismo. Esta práctica recibe el nombre de FAT TALK (FT) y se refiere a las charlas habituales entre pares, que tienden a focalizarse en las comparaciones con otros, el aumento de peso, los hábitos alimentarios o las estrategias para modificar la apariencia. Se trata de un discurso normalizado, una comunicación simbólica, que sostiene y refuerza el ideal de delgadez, logrando en algunos casos distorsionar la realidad y la imagen corporal.

Hablar de la insatisfacción corporal, los cambios en el físico o la dieta, provoca un resultado adverso, generando mayor incomodidad. Esto es así, incluso cuando se habla positivamente, ya que, de igual manera, incrementa la comparación y conduce al sentimiento de insuficiencia y frustración. Se ha observado que esta práctica aumenta significativamente el estrés, el sentimiento de vulnerabilidad e ineficacia con uno mismo, la preocupación por la figura y el peso, como así también, vuelve más frecuente la actitud de destacar o advertir imperfecciones.
Este tipo de diálogo preestablecido socialmente, donde la persona que escucha las críticas y luego las niega a modo de cumplido, genera un aumento en la insatisfacción corporal, un bajo autoconcepto y a su vez, una intensificación del ideal de delgadez.

El FAT TALK, normalizado, pero profundamente nocivo, también afecta gravemente a la alimentación. Las dietas, modas e ideales de belleza, toman forma de palabra o dichos críticos y dañinos, aumentando la vulnerabilidad de tal forma que, pese a que no sean verdaderos, se internalizan como tal. Esto puede comenzar en edades tempranas, por lo que tienden a convertirse en la base sobre la que se construye la identidad. Los comentarios negativos, las palabras de disconformidad e insatisfacción, añadidos al ideal de belleza exigente e inalcanzable se convierten en mandatos o “leyes absolutas”, que determinan la conducta alimentaria, a fin de alcanzar ese único ideal irracional aceptado por todos. El deber ser, se vuelve indispensable para ser. Así, la persona se ve obligada a hacer lo posible para cumplir con el mandato e inicia dietas, evita, estigmatiza y demoniza alimentos, imposibilitando una relación saludable con la comida y su cuerpo.

Esta alimentación desequilibrada produce altos niveles de estrés, aumenta la ansiedad y las obsesiones, ocupando más lugar en la mente y provocando que la mayoría de los pensamientos giren en torno a temas únicos, como el peso, la dietas y calorías. Aunque los resultados parecen prometedores, es una ruta de ida con salida difícil. La frustración, el enojo y la culpa llevan a creer nuevamente en ellas, renovando una esperanza vacía y peligrosa. El FAT TALK trae tranquilidad a través del refuerzo continuo, poniendo foco en lo imperfecto, en el castigo, en el no comer, así, se busca manejar la vergüenza y la inseguridad mediante la comida, intentando controlar el interior con algo externo.

Del mismo modo, el FAT TALK tiende a encontrar refuerzo en las redes sociales. Desde lo visual, los ideales de belleza retocados y construidos son incorporados como “reales” y “posibles”. Las imágenes “perfectas” son aprobadas masivamente, siendo un estímulo constante y negativo, al despertar inevitablemente comparaciones y críticas. Además, suelen aparecer dietas de moda como herramienta sencilla y eficaz para llegar al ideal que se muestra, convenciéndonos de que es posible, saludable y real. El incremento de la presión, derivado del bombardeo constante, llega a ser considerado violencia simbólica.

Cambiar el tema de conversación, desviar la atención a otros focos, es abrir la puerta al cambio. Las palabras determinan cómo percibimos la realidad y nos definimos. Si logramos ser más conscientes de cómo nos impacta el lenguaje, podemos crear un entorno emocional más saludable y positivo. En base a lo que escuchamos y decimos, interiorizamos ideas, pensamientos, valores y hasta comportamientos. El lenguaje está vivo, podemos cambiarlo, mejorarlo y usarlo a nuestro favor para el bien común.


"Hablemos con conciencia, amor y autenticidad, porque SER VOS es prevenir"



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Resumen realizado por Agustina Curadelli del artículo original publicado en abril del 2022 por Lic. Renzo Venturin, Lic. Noelia Giorlando, Lic. Silvina Gago, Dra. Estela de Estefan. Los profesionales pertenecen a Fundación CETAI.
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Foto de Nataliya Vaitkevich en Pexels